Después de renunciar a mi trabajo de 9-5, no tuve más remedio que crear y pedir nuevas tarjetas de presentacion y recuperar mi sentido de identidad.
Mi renuncia
El martes 14 de julio del 2015 me despedí del mundo corporativo. Había estado trabajando como especialista en comunicaciones digitales y estaba económicamente cómoda. Disfrutaba de una gran visibilidad y una excelente red de relaciones en el trabajo. Sin embargo, varias razones me llevaron a re-evaluar tal comodidad.
Cada artículo que leemos sobre el tema de dejar el trabajo afirma que no se trata de una decisión tomada a la ligera o de la noche a la mañana. Casi cada vez que el individuo pelea con la decisión de dejar el trabajo por una temporada prolongada de tiempo. Yo no fui la excepción.
Después de unos meses de lucha interna, finalmente decidí entregar mi carta de renuncia. Mi carta de renuncia fue simple, pero el proceso que me condujo a ella fue la suma de muchas cosas.
Mi nueva introducción
Solo dos días después de mi último día de trabajo, el jueves 16 de julio, asistí a un evento titulado “Cómo escribir tu libro en 30 días”. Asistí por dos razones:
- Aprender estrategias para escribir mi primer libro; y
- Establecer nuevas relaciones profesionales.
¡Logré ambas metas! Pero sucedió algo más que me enseñó una gran lección.
Primero, tomé asiento y comencé a conversar con una señora con su propia práctica de orientación / entrenamiento. Mientras hablábamos comencé a compartir algunas ideas sobre cómo administrar sus redes sociales para hacer crecer su plataforma. Le expliqué que esto atraerá más atención a su negocio y a ella como escritora. Como parecía una buena idea, ella me dio su tarjeta de visita para poder contactarla. ¡Y en ese momento me di cuenta de que no tenía ninguna tarjeta para darle!
¡De repente, se hizo más real que nunca que ya no tuviera un trabajo de 9-5!
Luego, justo antes de comenzar la presentación formal del invitado, el presentador les pidió a todos que nos presentaramos en voz alta uno por uno. Y en ese momento, mi cabeza se nubló con un universo de preguntas sobre cómo presentarme a la luz de mi reciente renuncia.
Por lo general, en un entorno profesional, me presento haciendo referencia a mi trabajo. ¡Pero ahora me encontré sin un título oficial! No suelo entrar en pánico cuando hablo en público, pero ese día di la introducción personal más breve que se me ocurrió. Cuando me senté de nuevo, ¡pensé en lo insatisfecha que estaba con mi propia presentación!
¡Así que allí estaba yo sin tarjetas de presentación Y una auto introducción inadecuada!
Reflexión
Después de ese evento, pensé en la importancia de rescatar piezas de nuestra identidad después de experimentar cambios en la vida.
Casi todos nosotros nos identificamos en función de nuestra situación actual. Muchos de nosotros obtendremos nuestra identidad de lo que hacemos. En ese caso, puede ser difícil definir quiénes somos en medio de las transiciones laborales.
Me atrevo a decir que dejar un trabajo es como un “break-up”. Puede hacernos sentir perdidos. Sin embargo, para sanar debemos encontrarnos nuevamente. Seguir adelante requiere que dejemos de definirnos a nosotros mismos en función de lo que solíamos hacer / ser.
No debemos basar nuestra identidad en situaciones, personas o cosas externas.
Todos los cambios nos llaman a romper con algo. Sin embargo, para avanzar en medio de cambios / transiciones, será necesario recuperar el sentido de nuestra verdadera identidad. Ahí radica el secreto para llegar a nuestro destino.
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